Difusión Difusa

jueves, diciembre 29, 2011

EL argonauta navegando en el ayer

Hace unos días, buscando un libro para un regalo, me encontré en El Argonauta con Blanca, una antigua compañera de clase de los primeros años de la carrera. Quizás la última vez que la vi fue justo hace 20 años.
Es verdad, 20 años son nada. Nada más que ayer.
Es ese ayer de años condensado en unos segundos y que asimilamos como si nada, porque el único ayer que importa es ayer mismo.
El otro ayer, el de los tiempos largos, el de todo lo que hicimos, todo lo que conocimos, todo lo que encontramos, todo lo que perdimos, todo lo que conservamos hasta hace unas horas, no deja de ser ese ayer, justo el de antes de amanecer esta mañana.

martes, diciembre 20, 2011

la ventana


Un día festivo uno se levanta pronto y ve por la ventana el mismo paisaje que ayer pero diferente

miércoles, diciembre 14, 2011

el tren de la modernidad

Modernidad es una apuesta por desmarcarse del tradicionalismo, del costumbrismo, del academicismo, de lo bendecido y santificado por el establishment.
El problema de los que, en cada momento, tratan de empuñar la bandera de la modernidad es que su pretensión no deja de ser acomodaticia, al querer ser considerados grupo de referencia ante un panorama social y cultural acartonado y redundante. Es un quítate tú para ponerme yo.
La verdadera modernidad debería ser el inconformismo basado en el replanteamiento permanente de los conceptos y los valores.

Ahora mismo hay, en Madrid, una exposición, La Caballeria Roja, en la Casa Encendida, que refleja muy bien como la modernidad es un revulsivo que acaba siendo absorbido, por el poder que se arropó en ella, haciéndole perder su sentido original crítico y contestatario.
La modernidad es un engaño que, una vez convertido en visión oficial, persigue, destierra, acalla y extermina a los que insisten en continuar su viaje anómico, desmarcándose de la institucionalidad, poblada ahora por alguno de esos compañeros con los que coincidieron al inicio del viaje pero que prefirieron darlo por finalizado, bajarse del tren y convertirse en jefes de estación.

martes, diciembre 13, 2011

Calvario

Nunca abortaremos, nunca nos divorciaremos o, quizás sí, quizás mañana no nos quede más remedio debido a nuestras circustancias personales, mientras tratamos, no tanto, de planificar nuestra vida, como de vivir evitando fracturas, buscando lo que nos complementa, no lo que nos distancia, tratando de medir nuestras decisiones, sobre todo, cuando pueden salpicar a terceros.

No haremos uso de la sanidad o de la educación pública, porque no nos hace falta, porque no nos ha hecho falta, quizás, también mañana, nos gustaría que nos acogiese y encontrasemos en ellas lo que hasta ahora hemos disfrutado fuera. Mientras tanto queremos contribuir a ambas para que puedan dar soluciones efectivas a la realidad que nos envuelve.

Pero el caso es que hay tipos y tipas que, desde su posición de poder, lo único que tratan es de entorpecer la vida de los que piensan diferente, que criminalizan a la persona que aborta, que señalan y reactivan los calvarios para todas aquellas personas que no tienen el suficiente líquido, para obrar con rapidez y discrección, sin que tenga que enterarse nadie y al precio que sea, para conseguir que la niña pueda superar el problema que le hubiera marcado toda la vida.

lunes, diciembre 12, 2011

La maleta


Cada cierto tiempo aparece una maleta en un desván, un sótano o un garaje, con los dibujos, la novela inédita o las cintas grabadas por una persona, más o menos genial, hace tiempo desaparecida.
La gente suele preguntarse cómo demonios quedaron olvidados en un rincón oscuro, ignorados por aquellos que los tuvieron cerca.
Yo, en cambio, conozco el secreto, en tanto depositario de varios de estos tesoros, de valor, tal vez, incalculable, pero que, en estos momentos, no quiero volver a ver, escuchar o leer, aunque, en alguna ocasión, disfruté con ellos.
Quizás, en un tiempo prudencial, cuando sienta que los necesito de nuevo, los rescate; quizás, serán otros los que se ocupen de poner orden a las cosas y todo quedará segun su criterio.

lunes, diciembre 05, 2011

el Innsmouth del domigo

El domingo me reencontré con varios amigos de la facultad a los que hacía, mínimo, 10 años que no veía.
La cosa empezó a pintar mal desde el principio, cuando empezaron a hablar de PP, PSOE, UPYD y el Foro de Cascos y continuaron con sus análisis del resultado de las últimas elecciones, celebradas un, cada vez más lejano, 20N, y del sangrante futuro que nos espera a los asalariados tras dejar de ser clase media.
Según terminé el segundo vermuth dejé cinco euros sobre la barra del Almacén de Vinos y salí corriendo.
No piensen mal había quedado para comer.
Gracias a Dios.

La canción:
Innsmouth de Parade
La lectura:
La Sombra sobre Innsmouth de Lovecraft

viernes, diciembre 02, 2011

Musical Glam








La muerte de Ken Russell hace unos días me ha traido a la mente su película Tommy, que grabé de la tele, en VHS, hace años y borré tras verla. Recuerdo que me resultó mala y sonrojante, pero sería incapaz de hacer, hoy en día, una crítica de ella sin echarla de nuevo una ojeada.








Sin embargo no me ocurre lo mismo con El Fantasma del Paraíso o The Rocky Horror Picture Show, ambas contemporáneas de aquella y bastante más recomendables. Creo que no me equivoco si digo que poseen un gran sentido del humor y una falta de grandilocuencia que, seguramente, por ausencia de uno y exceso de la otra, es lo que mata la película de Russell.



por favor, no me hable de otra cosa

¡Por favor!, ¡poor faavoor! no me hable de otra cosa que no sea la crisis tan grave en la que estamos metidos y la manera de salir de ella.
No me hable de otra cosa que no sea economía.
¡Por favor!, no malgaste ni mi tiempo ni el suyo en cosas que, no sólo no producen ningún beneficio, sino que siempre van a generar perdidas, que no podemos permitirnos el lujo de compensar con ingresos que queremos que sirvan para pagar los gastos de vivir en una ciudad tan cara, donde, por cierto, le recomiendo que coja el coche para ahorrarse el pastón que nos cuestan los transportes públicos, que son sólo perdida, también por cierto.
Si no tiene coche, monte en bici, pero no moleste a los conductores -¿cómo? ¿qué no sabía que un paso de cebra es una señalización para que los peatones se acuerden de ceder el paso a los automoviles? No se preocupe, si todo se aprende poco a poco y ya sabe, la letra con sangre entra.
No importa que no entienda, que frunza el ceño y sólo le hable de economía y de lo irresponsable de gente tan despreocupada como usted por los problemas que afectan a la gente sensata y razonable.

miércoles, noviembre 23, 2011

líneas que son abismos

La perra labrador de una amiga que amaneció muerta tras pasar la última velada corriendo y jugueteando como todos los días.
La dependienta con la que he vuelto a conversar, después de ocho años, a pesar de haber pasado cientos de veces por delante de su escaparate en todo ese tiempo. -¿Cómo no vas a tener descuento? -me ha dicho- si tú eres cliente habitual.
Las líneas invisibles que separan los estados de la materia y el conocimiento.
Las líneas invisibles que de pronto aparecen y nos desvelan que la realidad no se puede controlar sólo asumirla con fatalismo o resolución.
Líneas que son abismos.

viernes, noviembre 18, 2011

Encuesta de satisfacción

Hay gente que parece interesada en presentar las elecciones generales del próximo domingo como una encuesta de satisfacción.

Quizás la encuesta de satisfacción habría que rellenarla el lunes.

martes, noviembre 08, 2011

El fondo



A veces, uno mira perplejo el fondo de una fotografía, intentado atisbar que es lo que otros vieron para decir: -sí, házmela aquí; o -ponte ahí, no te muevas... que disparo.

miércoles, noviembre 02, 2011

El Alma de Sarah Minter


A pesar de haber estado muy cerca de él, no empecé a conocer el trabajo de Sarah Minter, hasta hace año y medio, cuando Tobi me pasó algunos vídeos que se distribuyen en los puestos de El Chopo, entre ellos estaban Nadie es Inocente de 1987 y Alma Punk de 1991.

Si el primero es un documental que relata la vida de varios adolescentes en un barrio del extrarradio de la Ciudad de México, el segundo es una extensión dramatizada de aquel, pero en el que toma protagonismo la visión femenina de las mismas realidades, lo que enriquece sobre manera nuestra percepción cuando tenemos la oportunidad de ver ambos conjuntamente.

Todos asumen el punk como una referencia en su vida cotidiana donde, de nuevo, la basura, lo despreciado por otros, se convierte en una fuente de abastecimiento. Allí donde lo mostrado por la televisión apenas tiene que ver con la experiencia cotidiana, se comparten referencias culturales por las vías alternativas que existían antes de internet, el boca a boca, los fanzines fotocopiados, las cintas de casete, muchas veces mal grabadas de la radio o directamente del altavoz o la bocina. La realidad es mucho más amplia y el horizonte se puede extender más allá de los límites de la calle en la que te ha tocado vivir.

Viendo uno detrás de otro me parece ver a los chicos, a los chavos, que sólo saben jugar en un terreno donde arrastran a las chicas o se dejan arrastrar por ellas, en cambio vemos a Alma, la protagonista del segundo, esforzándose por crear una experiencia integradora y recíproca con la persona con la que compartir su vida.

...
Desde que conocí estos trabajos siempre pensé que alguna vez me encontraría con Sarah. No fue así, falleció hace unos días, a principios de abril de 2016. Tenía 62 años.

lunes, octubre 31, 2011

Amor y muerte

Mi banda sonora de este último mes ha sido Nara Leão, cantante de fuerte carácter y carrera intensa, que hizo suyas muchas de las composiciones de Chico Buarque y que falleció prematuramente de un tumor cerebral en un ya lejano 1989.

Anoche ví en Documentos Tv de la 2, La Niña Blanca, sobre el culto a la Santa Muerte, en la Ciudad DF, un reportaje apresurado, repetitivo y superficial que dejaba escapar un buen montón de hallazgos, sin detenerse en ellos, quedándose sólo con el relumbrón anecdótico. Todo, ante la atónita mirada de un espectador que no puede dar crédito de como el realizador, Pepe Guevara, ha desperdiciado una oportunidad tan a mano para haber construido un gran documental.

Por cierto me acabo de enterar que uno de los protagonistas del reportaje, el pintor Julián Ceballos Casco, falleció hace un mes.

miércoles, octubre 05, 2011

decisiones

(retomado de una reflexión de primera hora en un lugar no muy lejano)
Acabo de recibir un correo de tipo profesional de México, que me abre la posibilidad de continuar y ampliar un proyecto iniciado dos años atrás, pero que desestabiliza muchas cosas de la vida cotidiana, tan confusa, tan aspera, tan desesperante.

No creo que me enfrente a una decisión difícil, sino una más de las que tomamos, que puede responder a las expectativas que depositamos en ella o todo lo contrario.
Normalmente creo que ni una cosa y ni otra, las decisiones nos abren puertas hacia realidades incontrolables que tendrán gratificaciones que no esperabamos y, momentos amargos diferentes a los que creiamos haber calculado.

Adelante.

Como dice Miss Crawford: "On Verra"

jueves, septiembre 22, 2011

Mar y Sol


Marisol representó para María que el mundo era mucho más grande que su colegio, su calle o el barrio de sus abuelos, también que el mundo no es sólo espacio, sino también tiempo y Marisol formaba parte de un espacio y un tiempo que para María no tenían nada que ver con los suyos. No formaba parte de su experiencia sino de la de sus padres.

Marisol, para María, fue una desconocida surgida de la nada que, de la noche a la mañana, se fue haciendo presente, antes si quiera de ser corporea, a través de los comentarios de sus padres que incrementaban progresivamente las menciones hacia un ser extraño que primero en unos meses, luego en unas semanas y finalmente, en sólo cuestión de días, se instalaría en la habitación de al lado de la suya.

Marisol era la intrusa que había contaminado las conversaciones de sus progenitores y que ahora, mañana mismo, se disponía a invadir su casa.

Afortunadamente, después de los quince minutos de tanteo iniciales, Marisol empezó a integrarse en la percepción de María, como una amiga, una compañera de juegos y confidencias, una hermana mayor, una tía lejana surgida del calor del trópico; bastante más interesante que sus aburridos padres y prestándole mucha más atención de la que estos le ofrecían. Así, María se convirtió en guía de su propio mundo y Marisol aceptó complacida ser guiada y enseñada por un niña de siete años, con tantas cosas que transmitir y explicar a quien le quiera escuchar.

Un año y medio después María se reencontró con Marisol y descubrió, a través de ella, que el trópico, más que las lluvias torrenciales de la tarde, los colibríes por las calles de la ciudad o los mosquitos devoradores en la noche, es también cosas conocidas como casa, familia, amistad y afecto.

Hoy, Marisol permanece en el hospital, tras un intento de trasplante, con cientos de personas pendientes por que las cosas no estén saliendo como debieran, deseando que todo acabe bien y que, María y Marisol, puedan seguir intercambiando cartas y compartiendo, otra vez, sus cosas.

miércoles, septiembre 21, 2011

Sala de espera

La soledad de la vigilia.
La incertidumbre de la espera.
La frustración de las expectativas.
La confianza en el futuro.

viernes, septiembre 16, 2011

Rebuscadores


Lo que muestra Agnès Varda en Los Espigadores y La Espigadora (2000) ya lo había sintetizado crudamente Jorge Furtado en La Isla de las Flores una década antes, en 1989:
El descubrimiento de la cadena sociotrófica de la que formamos parte y que permanece oculta para quien no quiere darse por enterado.
Siempre hay alguien dispuesto a valorar aquello que nosotros despreciamos; a aprovechar lo que puede servirnos, a pesar de que otros decidieron que era inservible.
Tu basura, no puede ser, sino que será, mi alimento. Tus despojos mi sustento.

Y lo más hiriente para la gente de bien es que aquellos espigadores -rebuscadores-, ante los que desviamos la vista, por temor a caer fuera de las pautas sociales y entrar en la anomia, son protagonistas de hazañas que nosotros, en nuestra cortedad de miras, nunca podremos alcanzar, y que parten de algo tan sencillo como la renuncia voluntaria a las exigencias del sistema.

Dos años después del estreno de Los Espigadores, a raiz de las reacciones que despertó su documental, Agnès Varda realizó una segunda parte, más interesante todavía que la primera, pero inseparable de esta, en la que nos muestra, casi sin proponerselo, la verguenza al descubrir nuestra propia hipocresia, admirando a aquel que rebusca y antes rechazabamos, queriendo ser nosotros mismos rebuscadores aunque sólo seamos un excéntrico coleccionista de nimiedades.

jueves, septiembre 15, 2011

Vertical y Vertiginoso

Encajonado en un montacargas en el que subes y bajas a tu antojo, ahora el arte corre vertical y vertiginoso a lo largo de nuestra Línea de Tiempo.

Entremezclado con aforismos, gracietas, anhelos, exabruptos, llamadas de atención y chorradas. Entrelazado con la vida cotidiana y el afán de protagonismo.

No, no te equivoques, no es un arte efímero. Puedes volver atrás sosegadamente, otorgarle todo el tiempo que exija, y gozar de un hallazgo durante horas y, mañana, volver a disfrutarlo, aborrecerlo o desquiciarte con él.

Pero también puede pasar desapercibido entre tanta ganga, hasta que una arqueóloga o una aficionada, aplicada u ociosa, nos descubra lo relevante de un renglón emitido en un impulso por compartir algo importante y que nadie sintió como tal en ese momento.

Quizás, puede perderse para siempre, irremediablemente, y nuestro insignificante desgarro permanecerá sepultado por otros gritos menos sinceros pero más estridentes, ahora ya, apagados todos, en la reclusión de un bolsillo.

martes, agosto 30, 2011

Agua turbia




Me gustó Pa Negre de Agustí Villaronga porque todo es turbio, hasta los ideales más sublimes se utilizan de manera descarada para ocultar mezquindades.
Todo es turbio. Nuestras justificaciones y renuncias, nuestro cariño, las palabras graves y las elevadas, porque sólo nos salva el que a veces seamos capaces de actuar sin hacer daño. Ningún adulto está libre de culpa.
Y el niño deja de serlo, aprendiendo a ser turbio

lunes, agosto 01, 2011

A las puertas de Cherburgo

Ayer estuve lo más cerca que creo que voy a estar nunca de Cherburgo. No entré. Hacía sol y nadie me iba a atender cantando.
Estos dias hemos conocido a la nieta de unos pieds noirs. No pregunté, quizá quisieron emigrar a Francia y acabaron en Argelia. Tuvieron que volver a hacer las maletas con la llegada de la independencia, esta vez si que pudieron quedarse en Francia. Ahora la nieta vive en Aix en Provence rodeada de campos de Lavanda y de vez en cuando vuelve a la Almería que hace un siglo quisieron dejar atrás sus abuelos.
Crêpes y moules siguen girando a nuestro alrededor.

miércoles, julio 27, 2011

Los mejillones de Antonio Gala

Hace más de veinte años, una amiga de la facultad me dió a leer este texto que Antonio Gala publicó en El País Semanal. Ahora, en Bretaña, donde los mejillones resultan el plato más socorrido de la zona, he vuelto a pensar en él.

Cuando más desprevenido estaba, sobrevino. De repente, sin dar explicaciones. Me encontré acompañado a todas horas. Comenzó el tiempo de amar, en el que no envejeces porque sólo te ves en los ojos que te aman, y ellos te ven glorificado. No tardó mucho en llegar el tiempo de envejecer; cuando llegó fue un soplo el anterior. Pero entonces nadie me conocía por la calle. Nadie sabía quién era aquel muchacho, nunca solo, que sonreía sin motivo a la lluvia, a la luz de las mañanas, y muy particularmente a la caída de la tarde cuando se acercaba la hora de su cita diaria. Oíamos hablar de Los verdes campos del Edén -mi primera comedia, que obró de Celestina y que se representaba a la sazón- en la cola de un cine, o en las oficinas del documento nacional de identidad, que nos caducaba a los dos en fechas parecidas. Sin embargo, nadie sabía que el autor era yo. Ni que yo era feliz.

Por entonces Madrid no era ni una ratonera, ni una verbena. No se había transformado en campo de batalla, ni tenía ataques de histeria. Su alegría era un poquito cateta, familiar y doméstica. No llevaban la cultura a domicilio como un electrodoméstico, ni era aún una charanga de plazoleta, ni un burdo pasacalles. Había que ir a buscarla donde estaba, yeso hacíamos: en una librería de la calle Arenal, donde se desperezaba la amistad a la hora del cierre; en iglesias con cuadros no muy sonados: los Cossío de Santa Teresa, el Gaya de San Antón, el Greca de San Ginés; en los barrios, que todavía remedaban a Arniches... Nosotros paseábamos incansablemente por lugares remotos, sin damos cuenta hasta el final de que estábamos agotados. Las noches eran nuestras, y muy pocas nos sentábamos a cenar: lo hacíamos con tapas en tres, en cuatro, en seis tabernas. Pavías, caracoles, gambas con gabardina, asadura, criadillas, sangre frita, morcilla, calamares. Yo creo que de ahí viene mi escasa afición a los restaurantes formales y mi entusiasmo por las tascas. Y de ahí creo que viene también el desastroso estado de mi casquería: el desorden se paga. No me refiero al desorden de las comidas, sino al que supone amarse tanto junto a los mostradores de cinc, entre cañas y tintos (Méntrida, Mora, San Martín, Jumilla, Valdepeñas: muchas gracias), ante la faz de un mundo en que el amor solía esconderse avergonzado.

Una noche andábamos por Lista, por Alcántara, por Don Ramón de la Cruz, hacia la plaza de Manuel Becerra. Yo, por primera vez, hablé de Dios. Con disfrazada precaución. Deseaba saber qué pensaba de Dios mi acompañante. Habíamos entrado en algún sitio -parada y fonda- de la calle de las Naciones. Señalando con un gran gesto los vasos de cerveza, el pulpo a la gallega, la ensaladilla rusa, y a mí también, dijo: «Dios es todo esto.» Dijo «Dios es todo esto», y sonrieron sus labios rosados y carnosos. Nunca volví a tocar un tema tan evidente y tan sencillo.

Fue aquella misma noche, y no lejos de allí. Debía de ser febrero, y hacía un frío lento y silencioso. Recuerdo el vaho que salía de su boca y el calor que salía de sus ojos. Se había cogido de mi brazo y, de pronto, se detuvo ante una casa especializada en mejillones. Con un cierto temblor en la voz, cuya causa me costó averiguar dos años, me preguntó: «¿Quieres que entremos?» Yo -y ahí estuvo la verdadera equivocación que originó las sucesivas- respondí, supongo que también con un cierto temblor: «Si te gustan los mejillones tanto como a mÍ...» «Más que a ti», dijo, y empujó decididamente la puerta de cristal. Si la eternidad existe, me acordaré durante toda ella de las tres docenas y pico de mejillones que devoramos con la misma fruición que si nos estuviésemos haciendo el amor. Cuánta pasión, cuánta voracidad, qué gozo multiplicado el de vemos engullir el uno al otro... Cómo iba yo a confesarle que jamás en mi vida había podido ni ver ese acéfalo molusco incomestible, ese animalucho hermético y extraño, siempre entreabierto, o demasiado pálido o demasiado rojo, asido a un siniestro caparazón, y con un asqueroso moño de algas incrustado como estopa en sus laberínticas vísceras. Me sentía subir la arcada mientras comía más, más, más deprisa para acabar cuanto antes. Pero comía sonriendo, y sólo la sonrisa de mi amor, que comía a igual velocidad, logró evitar que vomitara.

Ese fue el principio de un par de años dedicados casi con exclusividad al mejillón. Los dos nos sorprendíamos mutuamente con nuevas direcciones, muy lejanas a veces, donde ofrecían singularidades. Yo me satisfacía con la satisfacción que veía irradiar de mi pareja. Ya casi había olvidado mi odio congénito. Comíamos los despreciables bichos aderezados de todas las maneras, dentro y fuera del minúsculo apartamento que con ellos compartíamos. Durante veinticinco meses nos alimentamos poco más que de melón con jamón y mejillones: al vapor, con limón, con vinagreta, con gambas, rebozados ... Yo temía que, en cualquier momento, le diera a mi amor por servírnoslos crudos. Porque inventábamos recetas misteriosas que los empeoraban de forma irremediable, y yo iba al baño, simulando una prisa, para poder seguir con mi comedia.

Un domingo almorzábamos paella invitados por unos amigos que aún lo son míos. Yo, distraído y contento ante un plato normal, me ocupaba en apartar tres mejillones que me correspondieron al servirme. Como cogido en falta, miré a mi amor frente a mí. Y vi que, de un modo distraído y contento, apartaba también sus mejillones. Levantó, como cogido en falta, sus ojos. Se cruzaron nuestras miradas. Y comprendimos los dos, en un relámpago, nuestra sacrificada y prolongada historia, nuestra oculta tortura. Los dos odiábamos los mejillones con fuerza semejante, los dos nos habíamos inmolado por error con la certeza de que el otro se pirraba por ellos... Imposible que paráramos de reír aquel mediodía de marzo en que nos liberamos.

No volvimos a comerlos jamás pero, cada vez que los veíamos, flotaba entre los dos una dulce y cálida corriente que nadie comprendía. Los amigos creyeron mucho tiempo que, para nosotros, el mejillón gozaba de no sé qué prestigio afrodisíaco. Y quizá fuese así.

Desde que aquel amor se terminó -pero, sobre todo, desde que murió quien fue durante unos deslumbradores años la mejor mitad de mí-, suelo comer de cuando en cuando mejillones. «Dios es todo esto», pienso sin poder evitarlo... Cada estación tiene sus frutos; los de ahora son amargos. No obstante, sólo la vida -mejillones incluido s- puede justificar el interminable absurdo de la muerte. Pero el amor es, en ocasiones, incompatible con la vida. Nunca sabré por qué.

lunes, junio 27, 2011

callao-amazonia


el aligustre de callao

viernes, junio 24, 2011

la anomia, la chica y el Estado

A veces me pregunto si hay diferentes tipos de anomia o si hay grados dentro de ella.

En general el orden social funciona porque la gente se encuentra a gusto dentro de él, le otorga seguridad, le protege de la soledad, le permite valorar las inercias como estados positivos que se presentan con sentido dentro de la realidad que vivimos.

Si un colectivo de población significativo empieza a cuestionarse que, precisamente, el orden social no funciona; que no da las respuestas adecuadas a las necesidades, o incluso actúa de manera negativa para lograr un equilibrio social más o menos armónico, podemos hablar de Estado Anómico.

Desde esta perspectiva cualquier sociedad que se plantea la falta de equidad del sistema se está enfrentado a un Estado que puede ser más o menos anómico, en función de lo tolerable que resulte para la mayoría de la población los desajustes presentes, tanto por exceso como por defecto, beneficiando o excluyendo, por un lado a las élites y por otro, a los grupos más desfavorecidos.

En esta gradación, entre el Estado Perfecto (aunque creo que Estado y Perfecto ya de por si son términos contradictorios) y el Estado Anómico, entra en juego la anomia individual, pues cuando el desajuste sistémico es grande y, por tanto, percibido con claridad por una parte significativa de la sociedad, la chica anómica, aparentemente, dejará de serlo arropada colectivamente por sus mismas inquietudes, pero, según se consigan objetivos que ese grupo de referencia considere que se encuentran dentro de los umbrales de los satisfactorio, la chica anómica, se irá quedando sóla, gritándonos de nuevo que nos conformamos con poco y que en cualquier momento se puede romper la porcelana que tanto nos ha costado subir a la mesa para que ahora se quede en el borde.

aficionado

en tiempo de expertos
siempre he sido un aficionado,
en la música,
en el dibujo,
en la literatura,
en el cine,
en el trabajo,
incluso en los roles sociales,
un aficionado profesional

lunes, junio 20, 2011

usted y la anomia

Para el Estado, y los poderes sobre los que se sustenta, la anomía toma forma en manifestaciones como la marcha del 19-J, sí la de ayer mismo, que distorsiona totalmente las rutinas deformadas por las malas costumbres de aquellos en los que el pueblo delega esos poderes.
En lugar de morirse de miedo o recurrir al desprestigio ante reivindicaciones que cuestionan un orden social, económico y político francamente mejorable, usted, usted que tiene los medios, la mayoría parlamentaria, la capacidad para interpretar la justicia y especular con mi nómina y mis deudas, usted, sí usted, debería estar dándose cuenta de que movidas como la de ayer, como las de hace un mes o las de hace un año, sirven para fortalecer un sístema democrático y por tanto pueden utilizarse para complementar y revalorizar ese mismo sistema que usted, sí, usted, está minando todos los días con su protección a la élite que, por definición, igual que nosotros reivindicamos la equidad, siempre reivindica seguir siendo minoría.

viernes, junio 17, 2011

El Estado anómico

Como por casualidad, el último día de la Feria del Libro me encontré con El Estado Anómico de Peter Waldmann (2006), al que ya conocía desde mis tiempos con Fernando Reinares.
En él se plantea la anomia desde la perspectiva contraria, pero complementaria, a la que suelo referirme aquí:
La incapacidad del Estado(o del Sistema)para dar respuestas y otorgar seguridad a los ciudadanos.
Los desajustes entre las derechos que debe garantizar y sus modos de actuación real y cotidiana. Su escasa parcela de control frente a otros intereses más poderosos o mejor organizados (desde las élites o el narcotráfico pasando por los grupos paramilitares, que como regla general refuerzan a estos y no a a la clase trabajadora).
Aunque el libro se centra en Latinoamérica, todo me resulta tan cercano en las calles de mi ciudad en la acartonada Europa.

lunes, junio 06, 2011

la chica anómica I








Lo peor que le puede pasar a la chica anómica es pretender adaptarse a la sociedad.
La chica anómica es la que grita que no, que no, que no es posible que seamos tan hipócritas; que no es cuestión de que ganemos un poco más o un poco menos, sino que abusemos del otro y que incluso los mendigos de Buñuel o los curritos de Berlanga siempre encuentren a alguien en desventaja en el que clavar su soberbia y su mezquindad

viernes, junio 03, 2011

piano


sólo cuando decido que cada noche tocaré el piano, me doy cuenta que soy capaz de tocarlo un poco mejor

martes, mayo 31, 2011

momento

El otro día te vi sola por la calle, apresurada, malhumorada.
Tan diferente a como te recordaba, rodeada de risas y amigos.
Te seguí con la mirada, hasta perder tu espalda, mientras reconstruía tu yo, tan real como imaginado.
Un momento no condicionado, del que no se siente observado. Un momento que no debería haber robado.

viernes, mayo 27, 2011

Normalidad

Normalidad es la falta de transparencia y los enchufes.
Normalidad es el amiguismo.
Normailidad es la palmadita en la espalda.
Normalidad es que el empleo público lo ocupen los conocidos
Normaildad es que se filtré una parte del contenido del exámen de las oposiciones.
Normalidad es que el resto de los opositores que no sacan plaza se queden con la boca abierta al ver que los exámenes versan sobre lo anecdótico en vez de lo esencial.
Normalidad era callarse e indignarse hacia dentro y desahogarse con los íntimos.
Normalidad es no implicarse más que en reivindicaciones gremialistas sin hacer una evaluación crítica de los ventajas personales y las desigualdades del entorno.
Normalidad es que te bajen el salario en lugar de reorganizar con eficiencia la gestión y los modos de trabajo.
Normalidad es hacer carrera política para tener unos ingresos superiores a la media.
Normalidad es que tengas que aguantar los altavoces de San Fútbol y de la Santa Iglesia.
Normalidad es que debas de esperar a Wikileaks para conocer el contenido del conciliabulo del mal en el que Zapatero se sacrificó por todas/os nosotras/os.
Amén

jueves, mayo 26, 2011

un chorro de voz en un espacio desolado

Una pena que la Riviera estuviese medio vacía para ver a los Brand New Heavies con N'Dea Davenport, quizás es que ya nadie se acuerda de ellos.

Este es el desolado aspecto que ofrecía la sala un par de minutos antes de que salieran al escenario:

Aunque no la tocaron, dejo aquí una muestra del chorro de voz de N'Dea Davenport, interpretando un tema que Stevie Wonder coescribió para el album For Once in My Life de 1968:
Grooveshark: Dont Know Why i Love You

He encontrado esta crónica con la visión de otro asistente al concierto, Manu Grooveman.

jueves, mayo 19, 2011

El final del viaje

Parece que hemos llegado al final del viaje hasta el sueño europeo, que no era otra cosa que revivir el entusiasmo del internacionalismo de finales del XIX. Quizás es que, aunque ya no somos obreros, nos habiamos olvidado que seguiamos siendo asalariados, con más ilusiones que posibles, muy preparados pero asalariados.

Para mi Letizia siempre ha sido un referente en ese sueño. A menudo me he preguntado por qué se les olvido hacer estudio socioprofesional de sus compañeros de promoción en la facultad de Ciencias de la Información:
¿cuántos encontraron su príncipe?
¿cuántos su silla de presentadora de informativos?
¿cuántos pudieron ejercer de periodistas con cierta continuidad?
¿cuántos acabaron dedicándose a otras labores menos vocacionales pero más alimenticias?

No sé si la trayectoria de Letizia es fruto del esfuerzo o la casualidad, creo que como en mi vida, como en la tuya, como en la de ella, ambos factores se habrán ido entrelazando.

Lo que me niego es a creer a esa gente que me dice, que nos dice, mientras nos da una palmadita en la espalda, que si tú o yo no llegamos, ha sido porque no nos esforzamos lo suficiente.
Ja!

Sistema


Aunque es de hace unos años, vigencia permanente.

martes, mayo 10, 2011

Pillarle el punto

Me cuesta pillarle el punto a tantas cosas, a una canción, a una película, a una videoinstalación, a un interlocutor que se esfuerza en compartir intereses que nos son ajenos.

Pienso, de todas formas, que a veces cuando uno apaga la tele, arroja el periódico a la papelera o simplemente se pone borde sin darse cuenta es porque también ha pillado el punto a algo.

Señal

Ayer me llego el último libro del profesor Münch, antropólogo y maestro, sobre las brujas y los sueños.
Apenas llevo cuarenta páginas pero sé ya que es una señal.
La señal de un amigo para que no desista.

viernes, abril 29, 2011

gente normal

Acabo de leer, en el periódico de hoy, un texto de Juan José Millás sobre como el uso de la violencia, la crueldad, el terror, el abuso social es llevado a cabo por gente normal; lo que no significa más que el uso del poder y de la fuerza sobre el otro se utilizan como instrumentos de control, que pueden, en principio, no gustar al que los ejerce pero que los utiliza de manera implacable y obscena si el grupo social, la organización, la institución o el orden internacional al que representa carece de argumentos que contrarresten la lógica del contrario o necesita chivos expiatorios para justificar su propia incompetencia para encontrar la solución a los cuestionamientos de su propio sistema social, su nomos.

Como siempre, la culpa del abuso no es sólo del que la ejerce directamente: del ejecutor o su jefe; sino del que dice no me gusta, pero algo habrán hecho; del que piensa no es asunto mío y mira hacia otro lado; del que se lava las manos; del que calla y olvida y del que, al guardar silencio, le remuerde la conciencia el resto de lo que le queda de vida.

martes, abril 26, 2011

taller de escritura

Hace años Oz me dijo que leyera la mitad y escribiera el doble.
Era un consejo para que diera rienda suelta a todo eso que llevamos dentro y que muchas veces, al ponerlo sobre un papel, nos ayuda a entendernos mejor, comprender el mundo que nos rodea y sobre todo, saber transmitirlo.
Visto que pasado el tiempo sigo con mi torpeza caligráfica, mis bloqueos y ese pudor ante las pequeñas cosas que me frena una y otra vez, empiezo a considerar si no sería buena idea apuntarme a un taller de escritura.
La verdad es que mi subconsciente me está proponiendo algo visto decenas de veces en las películas estadounidenses y que hasta ahora me había parecido una majadería. ¿Me vuelvo viejo y empiezo a comprender cosas que antes se me habían pasado por alto?

lunes, abril 25, 2011

Canción para que tú me quieras

Ayer vi Gainsbourg, la película del año pasado, y una cosa que me llamó la atención es lo extremadamente cruel del retrato que presenta de France Gall y de su padre Robert, coautor, entre otras, de la canción que acompaña a esta entrada.
Chanson pour que tu m'aimes un peu (1967)
Chanson pour que tu m'aimes un peu by France Gall on Grooveshark

jueves, abril 14, 2011

Sea positivo, practique el arribismo, rechace las movilizaciones

Me temo que esta crisis sólo está sirviendo para que los priviligiados marquen claramente la posición y el comportamiento social de los asalariados, para que no les quede duda de que la mejor forma de renegar de serlo es el arribismo egoista.

Sea positivo, rechace las movilizaciones de autoafirmación de clase: practique el arribismo.

miércoles, abril 13, 2011

borrando canales

Desde hace unos meses he visto varias películas de Chabrol, Borau, Saura o Gónzalo Suárez en el canal 8 madrid; también he visto algunas, un poco más actuales, en la 2. Todas sin cortes publicitarios.
Creo que con esto tengo más que suficiente para completar mi ración semanal de tele, ahora que se me ha acabado mi otra diversión con el mando: borrar todos los canales de la TDT que no me estaban aportando nada ni a mí, ni a mis circustancias.

lunes, marzo 28, 2011

Si no lo leyó, lealo ahora

Parece que sólo he visto una película. Parece que sólo he leido un libro.
Pero es que que la manera de conducirse de los paises occidentales ante las crisis encadenadas que vivimos se corresponde a la perfección con la imagen elaborada por Thomas Mann en La Montaña Mágica, ambientada en un sanatorio para personas adineradas, en su mayor parte incurables, por lo que una vez ingresadas en esta clínica de lujo, resulta casi imposible que la abandonen con vida.
Una metafora de las sociedades ocidentales, ajenas al dolor extraño pero condenadas ellas, en su aislamiento etnocéntrico, a consumirse en su falso bienestar, que oculta afecciones incurables, observando como el mundo que creían seguro se desmorona.

viernes, marzo 25, 2011

el miedo invisible

Las detonaciones, las bombas, el daño infligido visto a través de la pantalla nos impresiona, nos indigna, pero se difumina en el tiempo.

La radiactividad que se expande por el agua, la tierra y el aire, se integra invisible con la aparente normalidad y eso nos inquieta aún con la tele apagada.

lunes, marzo 21, 2011

Contenida o desatada

Repasando mi colección de discos me doy cuenta que en la música pop más o menos sincera, siempre ha exisitido una doble vertiente, por un lado los cantantes e instrumentistas arrebatadores y, por otro, los que han cultivado el desapasionamiento interpretativo, sin por ello dejar de conectar con el público.
Es interesante comprobar como un mismo tema puede cambiar según se opte por una u otra escuela.
Aquí tenemos a Mina y a Françoise Hardy con la misma música de Ennio Morricone, dejándo claro que es lo que ofrece cada una.

jueves, marzo 03, 2011

Otra vez la culpable

Después de casi tres años vuelvo a encontrame con la culpable.

La culpable que me llevó a Stevie Wonder y la Motown, la culpable que me llevó a Rubén Blades y a la Fania All Stars.

Tan culpable como Juan de Pablos que me llevó Gainsbourg.

pAtRiciAgOdeS

martes, marzo 01, 2011

Niño Cronenberg

Un artículo en la prensa sobre los oscars en el que se aludía al triunfo de lo antiguo frente a lo moderno y la charla ayer con un compañero explicándome que Cisne Negro no le había gustado nada por su ausencia de guión (sic), me hace pensar qué es eso de cine moderno y cine antiguo. Confieso que lo de la falta de guión no lo entiendo, pero me llama la atención que alguien lo considere así, sobre todo cuando, justamente, esta película aguanta muy bien un análisis en funcion de su estructura de planteamiento, nudo y desenlace.

Creo que esta visión tan clásica de la narrativa, hace décadas que fue superada y no, precisamente, para dar lugar a películas inconexas y absurdas, que también las hay (pienso actualmente en alguna de Iñárritu), sino para fundirse en las historias, introduciendo en ellas los procesos mentales y los estados anímicos de los personajes.

Nuestro pensamiento no es en absoluto continuo y diacrónico, sino que pega saltos de un lado a otro, guiado, creo yo, más por las sensaciones y la emotividad que por la razón y la lógica; por tanto creo que eso me hace valorar y paladear con gusto un tipo de narraciones no exenta, a veces, de dificultades, frente a propuestas que pueden ser más digeribles pero son incapaces de mostrar la mayoría de las variables psicológicas que condicionan la interacción con el resto de los individuos.

Así que la línea que conduce a Cisne Negro, no sé si es la de la modernidad, pero sí que es aquella que parte del Perro Andaluz y la Edad de Oro y que, pasando por Hitchcock, lleva hasta Polanski, primero, y luego a Brian de Palma, Cronenberg y David Lynch; una generación de cineastas que anda ya por los setenta años, y de los que el público de la mía ha mamado con bastante naturalidad.

Darren Aronofsky, tiene la habilidad, no sólo de hilvanar los retales recogidos en la películas de los anteriormente citados, sino que, como ellos, es capaz de sumergirnos en nuestros terrores íntimos desencadenados por el enfrentamiento cotidiano con un mundo hostil.

Me temo que Aronofsky, más que moderno, en cualquier sentido que se le pueda dar al término, es sobre todo un niño Cronenberg.

sábado, febrero 26, 2011

cine cisne cine

Quizás una de las señas de identidad del cine de Luis Buñuel, y que consigue que sus películas resulten tan inquietantes, es la continuidad entre lo real y lo imaginado sin necesidad de transiciones visuales que faciliten la digestión al espectador.

Viendo el Cisne Negro, volví a ver Belle de Jour, pero también retazos de mi vida en
los que he estado sometido a presión o en los que mis obsesiones no me han permitido conciliar el sueño durante largas temporadas.

lunes, febrero 21, 2011

el día de la falda


Este sábado estuvimos viendo EL Día de la Falda (La Journée de la Jupe) dirigida por Jean-Paul Lilienfeld en 2009 y ambientada en uno de esos institutos de secundaria franceses tan alejados de las visiones del Disney Channel.

Como me pasó con Tropa de Élite de José Padilha, son películas complicadas de digerir, y no porque resulten pesadas o poco fluidas, que no lo son, sino porque tienen la virtud de sacar a la luz las contradiciones ideólogicas y morales del espectador.

Todos los días nos esforzamos por ser unos tipos consecuentes en nuestros planteamientos y tratar de actuar y expresarnos de una forma coherente en nuestra visión de la sociedad que nos rodea, pero no es nada fácil. ¿Somos progresistas o conservadores? ¿De izquierdas o de derechas? ¿Estamos con el opresor o con el oprimido? ¿Están, el oprimido y el opresor, con o contra nosotros?

La premisa sobre la que se construye el día de la falda es plantearnos si el uso libre de la indumentaria, el poder decidir, a fin de cuentas, no es sólo una victoria sobre las concepciones machistas, sino sobre el monopolio de la verdad moral en una sociedad dada.

¿todavia crees que el internet es libre?


¿todavia crees que el internet es libre?

viernes, febrero 18, 2011

recorridos

Resulta curioso como un actor famoso, ha decidido comprar un piso en un edficio como el mío.
Durante tres meses ha estado haciendo reforma y ya no quedan vestigios de la cocina donde amaneció muerta su anterior dueña, aquella señora tan cariñosa que siempre nos saludaba en el portal.

miércoles, febrero 09, 2011

L'Aquoiboniste

¡Ah, qué bueno!, es una expresión a la que recurren mucho los mexicanos urbanitas, cuando su interlocutor les está trasmitiendo algo, normalmente con entusiasmo, y que en cambio a ellos no les produce otra cosa que no se pueda llamar simple indiferencia.

Esto me lleva a una canción, L'Aquoiboniste, que compuso, Serge Gainsbourg para Jane Birkin en 1977, jugando con la expresión francesa "à quoi bon", y en la que se mezcla la indiferencia, el escepticismo, incluso el rechazo, hacia todo aquello que no forma parte de nuestro mundo interior y nuestra pequeña intimidad compartida, ajena a los que nos rodean.
Total ¿pa qué?

miércoles, enero 26, 2011

Resaca

Este verano leí Tala, escrita por Thomas Bernhard en 1984, donde un escritor cincuentón repasa algunos momentos cruciales de su vida, de su juventud, de como a veces reincides, como dice Liza, en personas que odias, que te resultan desagradables, pero que, inexorablemente, forman parte de tu vida. Personas con las que quieres cortar pero que la resaca del tiempo te devuelve una y otra vez. Mientras que otras, en las que realmente te gustaría seguir reincidiendo, se desvanecen.
El domingo estuve de entierro, el sábado de velatorio.
Ayer vi en la tele Sobreviviré, dirigida en 1999 por Albacete y Menkes. Como en Tala, la muerte de un ser querido vertebra la acción. Como en Tala, aunque con alguna trampa en la película, todo se reduce a una reflexión instrospectiva del personaje principal, para que más. Como en Tala, es el párrafo final el que me fuerza a escribir este comentario:
Si todo hubiera sido distinto, no sería mi vida.
Debo apresurarme por llegar a casa para poder escribir sobre esto, rápido, antes de que se me olvide.

miércoles, enero 05, 2011

Legislando

Y el uno de enero, al entrar en el metro nos encontramos con la nueva señal de prohibición.
Prohibido acceder a espacios públicos cerrados si no se ha duchado en las últimas 24 horas.