Difusión Difusa

jueves, septiembre 30, 2010

Se busca

Busco sociólogo que me explique por qué yo hice huelga ayer y mi compañera de trabajo no.

lunes, septiembre 20, 2010

Salvaje como el viento en Veracruz


Donde termina la copa del árbol caído: asoma la casa de la infancia de Marisol...
Allí nos acogieron Coti y su familia durante el mes de julio y allí es donde han resistido este viernes la categoría tres del huracán Karl.
Desconectado de cualquier noticia al respecto, como una premonición, titulé mi entrada del viernes, salvaje como el viento.

viernes, septiembre 17, 2010

Salvaje como el viento

La semana pasada se me ocurrió rescatar el disco Station to Station de David Bowie, al que he estado enganchado durante los últimos días, mientras realizaba tarea en casa.
En él se incluye una canción que compusieron, en 1957, Dimitri Tiomkin y Ned Washington para una película de George Cukor, Viento Salvaje, Wild is the Wind.
Después de escuchar varias veces la versión original (http://www.youtube.com/watch?v=5YhxqYAPwGw), me quedo con la realizó Nina Simone en los sesenta, ya con la cadencia y el fraseo que luego se apropiaría Bowie.

lunes, septiembre 06, 2010

la universidad de la vida, an education

Como alumno, los cinco años que pasé en la universidad me resultaron, en general, gratificantes. Tuve algún profesor brillante y bastantes mediocres. También es verdad que yo no era uno de los escasos alumnos brillantes sino uno de la mayoria de los bastantes.

Hice una carrera de lo que no sé si se siguen llamando ciencias sociales, más cercana a las letras de leer que a las letras de cantar, que siguen siendo las que más me gustan. No obstante tuve mis oportunidades, tanto buscadas como encontradas. Después, como creo que le suele pasar a todo el mundo, atravesé una crisis existencial ante un éxito relativo pero lleno de contradicciones, seguido de una serie de pequeños fracasos no asumidos.

El caso es que con el tiempo he acabado trabajando dentro de una universidad, aunque no como profesor, y me he encontrado con lo mismo que vi en mi época de estudiante, una institución mediocre, claro, dos más dos siempre suman cuatro, antes y ahora; abarrotada de gente con el estomago agradecido, muy poca cultura y nulas inquietudes, por supuesto que no me estoy refiriendo a los alumnos, en la que priman dos leyes fundamentales: la del mínimo esfuerzo y la de que mi mano izquierda no sepa lo que hace mi mano derecha y donde a una mayoría trata de pasar desapercibida y a un grupo de ineptos se le llena la boca asumiendo éxitos logrados por las honrosas excepciones.

Definitivamente me quedo con la Universidad de la Vida.